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Las palabras son la primerísima forma de democracia.
El conocimiento de las palabras es una forma de libertad.
No respetarlas es una ofensa a nuestra propia capacidad de pensar.
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Ciencias y Letras deben ir de la mano. Las primeras descubren, y las segundas intentan comprender donde debemos poner los límites éticos.
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El lenguaje es una ciencia humana y cambia porque nosotros cambiamos. Si las palabras están en peligro, inmediatamente debemos identificarlo como un signo de la fragilidad de la manera de pensar de esa época.
Las palabras son como maletas y el pensamiento es el contenido.
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“Palabras”: sin ellas no puede existir decisión alguna.
“Libertad”: aquel que tiene derecho a pertenecer a un pueblo.