VIGÍAS
Absortos, completamente sumergidos en la incertidumbre,
como los viajeros de otros siglos.
Sin mapas, sin brújulas, apenas un timón que gira ante
los ventarrones como ruleta de la suerte.
Firmes guardianes de los territorios
inconmensurables que cada uno contiene.
(La Voz de la Casa, 2021)
AGUAS
No se habla de los ríos ocultos.
No se nombran sus aguas
ni se intenta oír el curso de cristal.
Permanece ahí
reserva y fondo de otro paisaje.
La palabra y el agua tienen ese pacto secreto
celo de decir
que cubre la desnuda transparencia.
Celo de borboteo imposible.
(En Nombre de Ninguna, 2008)
BOCA DE RÍO
Ay del cuerpo abierto en canal
despojado de su niño
en operación de urgencia
(sobre la mesa de la cocina).
Ay de la que se entierra un palillo
o un tallo de apio o una rama de espino.
Ay de la que se toma una taza de cloro.
Ay de la que se acuesta boca abajo
mientras su amiga le salta encima.
Ay de la boca de río que la contiene
y de esa agua ya para siempre turbia.
Aquel cuyo espanto le obliga a volver la vista
habrá de inclinarse y anegar sus ojos
ante la niña de vientre hinchado.
Habrá de dolerse.
Ahora no es tiempo de amarrar la lengua.
(En Nombre de Ninguna, 2008)
HUELE A ESENCIAS
No esperen una postal amable
deste pueblo de mierda.
Aparte del mar encabritado
además de las ratas
devorándose entre ellas,
aún después de los cadáveres;
el asunto huele a esencias.
Para estar aquí
hace falta estar vencido.
(Ratada, 2005)
MIRADURA
Reunidos en la localidad
trabajamos calladamente
disfrazando el pueblo.
Le armamos cuadernas
cubrimos aparejos
desplegamos un velamen invisible
para impulsarlo mar adentro.
Tras su estela
la costa se deshace.
Navegamos sensuando con las olas
en roce erizado y espumante.
(Baile de señoritas, 1994)
HAY OVEJAS Y OVEJAS
Las que comen de cualquier pastizal
y duermen con una sonrisa de satisfacción
en los potreros.
Las que caminan ciegamente
por los caminos acostumbrados.
Las que beben despreocupadas
en los arroyos.
Las que no trepan por pendientes peligrosas.
Esas van a dar lana abundante
en las esquilas
y serán sabrosas invitadas
en las fiestas de fin de año.
Hay también
las que tuercen las patas
buscando campos de margaritas
y se quedan horas y horas
contemplando los barrancos.
Esas balan toda la gran noche de su vida
encogidas de miedo.
Y hay, por fin,
las malas ovejas descarriadas.
Para ellas y por ellas
son las escondidas raíces
y los mejores y más deliciosos pastos